04 Jun 2025
BME Scaleup: ¿Puerta abierta al crecimiento o camino con riesgos para las empresas?
La creación de este mercado representa un avance significativo en la arquitectura del ecosistema financiero español, que tradicionalmente ha ofrecido pocas alternativas para compañías en fase de crecimiento. Pero también es exigente para las firmas que aspiren a cotizar en él.
Alex Ordóñez - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
Desde enero de 2024, el panorama bursátil español cuenta con un nuevo actor diseñado específicamente para empresas en expansión: el mercado BME Scaleup. Autorizado por la CNMV a mediados de 2023 y promovido por BME, este nuevo sistema de negociación busca convertirse en una vía real de financiación para scaleups, startups maduras, pymes innovadoras y otras compañías que aspiran a crecer con el respaldo del capital privado.
La propuesta resulta especialmente atractiva por su flexibilidad regulatoria y por los costes reducidos asociados a su operativa. El objetivo es claro: facilitar que empresas con modelos de negocio probados, pero aún sin la envergadura necesaria para cotizar en mercados más exigentes como el BME Growth o el Mercado Continuo, encuentren un espacio intermedio para acceder a financiación, aumentar su visibilidad y comenzar a profesionalizar sus estructuras de gobierno.
Una de las principales ventajas del BME Scaleup es su bajo umbral de entrada. Las compañías no están obligadas a tener una dispersión accionarial mínima ni a someter sus cuentas intermedias a revisión por auditores, lo que supone un alivio frente a la carga burocrática que presentan otros mercados. Este aspecto es especialmente valorado por empresas pequeñas que no cuentan con grandes departamentos de administración o control interno, y que pueden así ahorrar tiempo y recursos en su salto a la cotización.
Además, el nuevo mercado se convierte en un entorno ideal para inversores especializados con un apetito de riesgo más elevado. Fondos de capital riesgo, business angels, family offices e incluso minoristas con perfil inversor agresivo pueden encontrar aquí oportunidades para participar en fases tempranas de compañías emergentes con alto potencial. La posibilidad de entrar en empresas antes de que den el salto a mercados mayores supone también un mayor margen de revalorización, aunque naturalmente conlleva una exposición más alta al riesgo.
En este sentido, la CNMV ha establecido ciertos controles para garantizar que el acceso al BME Scaleup esté limitado a inversores que comprendan el tipo de producto en el que están participando. Las entidades financieras y sociedades de inversión deberán velar por el cumplimiento de la normativa vigente, actuando como filtros para evitar que inversores sin la formación adecuada operen en un entorno donde la transparencia y el control son más laxos.
Para las empresas, cotizar en el BME Scaleup no solo implica una nueva vía de financiación a través de la emisión de acciones. También supone una mejora inmediata de su visibilidad y credibilidad en el mercado. Estar presente en un sistema de negociación multilateral autorizado por el regulador añade una capa de confianza frente a inversores, clientes, proveedores e incluso posibles socios estratégicos. En muchos casos, este posicionamiento puede abrir puertas comerciales y facilitar alianzas clave para el desarrollo empresarial.
Otro beneficio es la posibilidad de dotar de liquidez a los accionistas iniciales. Fundadores, socios de capital riesgo e inversores semilla tienen en este mercado una oportunidad para desinvertir parcial o totalmente, lo que permite liberar recursos para nuevas iniciativas o repartir beneficios acumulados. A su vez, cotizar en bolsa también permite implementar planes de acciones para empleados clave, reforzando su vinculación con el proyecto empresarial y fomentando la retención del talento.
Sin embargo, no todas las luces están libres de sombras. El acceso al BME Scaleup, si bien más sencillo que a otros mercados, también implica compromisos relevantes. Las compañías que opten por cotizar deberán presentar, al menos anualmente, estados financieros auditados. Esta exigencia es clave para garantizar que los inversores dispongan de información fiable y comparable, y que la empresa mantenga una mínima disciplina contable y fiscal.
Además, aunque los costes operativos del BME Scaleup son inferiores a los de otros mercados, las empresas deben contar con asesoramiento legal, financiero y de comunicación. La cotización pública supone una exposición mediática y reputacional que requiere preparación, especialmente en entornos donde una mala interpretación de los datos financieros o una crisis mal gestionada pueden generar pérdidas de confianza muy difíciles de recuperar.
Otro aspecto a considerar es la liquidez real del mercado. Al tratarse de una iniciativa reciente, el volumen de transacciones y el número de empresas cotizadas todavía es bajo. Esto puede dificultar la compraventa de participaciones, especialmente en momentos de incertidumbre o falta de interés inversor. Para compañías cuyos accionistas esperen liquidez inmediata o constante, esta limitación puede convertirse en un obstáculo importante.
La menor exigencia regulatoria también exige una mayor responsabilidad interna. Sin la obligación de revisar cuentas intermedias, la calidad del control interno pasa a depender casi exclusivamente de la propia empresa. Esto incrementa el riesgo de errores contables o incluso de prácticas negligentes si no se establecen sistemas sólidos de supervisión. En este sentido, contar con asesores especializados y auditores de confianza es fundamental para garantizar el cumplimiento normativo y la estabilidad financiera.
Decidir entrar en el BME Scaleup no es una decisión trivial. Supone un paso importante en la evolución de una empresa, que debe valorar su madurez operativa, sus necesidades reales de capital y su capacidad para afrontar las exigencias de un entorno más profesionalizado. Si bien se trata de una oportunidad clara para acceder a financiación y dar un salto cualitativo en posicionamiento y estructura, también conlleva responsabilidades que no todas las empresas están preparadas para asumir.
La creación de este mercado representa un avance significativo en la arquitectura del ecosistema financiero español, que tradicionalmente ha ofrecido pocas alternativas para compañías en fase de crecimiento. Ahora, con una herramienta específica para scaleups y pymes ambiciosas, España se alinea con otros países europeos que ya cuentan con mercados intermedios de este tipo. Si se consolida, el BME Scaleup podría convertirse en una plataforma clave para canalizar inversión hacia la innovación, la digitalización y el emprendimiento.
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