26 May 2025
China y Europa atisban cambios monetarios por la debilidad del dólar
La caída del ‘billete verde’ americano impulsa a los exportadores chinos a recuperar sus reservas de efectivo y el BCE explora cauces para que el euro gane peso internacional
Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
Los exportadores chinos están convirtiendo -o planean hacerlo- sus acopios de dólares a yuanes debido a la mayor demanda de efectivo y a un tipo de cambio favorable. La afirmación parte de una encuesta de Bloomberg, escasa, pero muy significativa, realizada este mes a compañías del sector exterior del gigante asiático y todas afirmaron haber procedido ya a realizar este tipo de operaciones cambiarias o haber tomado la decisión de realizarla de inmediato. Sus argumentos, además, son de lo más contundente, aunque, de momento, responda a intereses coyunturales. Aducen que su decisión se debe a que su demanda de efectivo ha aumentado y consideran favorable el tipo de cambio actual del yuan, de alrededor de 7,3 unidades por dólar, en un contexto de constante depreciación del dólar.
Además, las empresas consultadas por la agencia de información incluyen sectores productivos como el de los muebles, la cerámica, la iluminación decorativa y la jardinería u otros como las prendas de vestir y textil en general entrevistadas en la Feria de Cantón (Guangdong) a principios de mayo. Todas ellas, rúbricas de especial perfil exportador y con ingresos anuales por ventas al exterior que oscilan entre 10 y 300 millones de dólares.
La decisión de los exportadores de abandonar el dólar contrasta con su estrategia de finales del año pasado y durante los primeros compases de la Administración Trump de acumular dólares ante la preocupación de que los aranceles americanos debilitaran el yuan. Y pese a que ocurrió, hasta caer a su nivel más bajo desde 2023 cuando Washington avanzó su propósito de elevar los gravámenes a China al 145%, el castigo posterior de los mercados al billete verde americano, el retorno del capital a los centros financieros del gigante asiático, la positiva percepción de los analistas de que los estímulos fiscales y monetarios impulsarán el PIB chino hacia el 5% y el inicio de negociaciones comerciales con EEUU, ha cambiado el panorama.
“Es poco probable que el yuan caiga mucho más, ya que los aranceles estadounidenses del 145% son lo peor; nada empeorará a esto”, declaró Albert Zhai, presidente de Aroma International Trade, exportador de decoraciones de Halloween, con sede en la provincia china de Liaoning. La fluctuación del yuan entre 7,25 y 7,35 por dólar beneficia el comercio transfronterizo de la firma, admite Zhai. De hecho, el yuan ha recuperado parte de sus pérdidas en mayo, ya que las dudas sobre la excepcionalidad estadounidense -una especie de mantra que asumía rentabilidades de mayor alcance en Wall Street que en otras latitudes del planeta- afectaron al dólar.
Hasta el punto de que “los exportadores chinos podrían intentar reducir su exposición cambiaria y alejarse de la idea de acumular divisas” como en 2024, escribe Ken Cheung, estratega jefe de divisas asiáticas de Mizuho Bank, en una nota a inversores.
También Europa se ha parado a reflexionar sobre este viraje en el orden monetario, con el dólar perdiendo la cuarta parte de su valor tras superar ligera y momentáneamente la paridad con el euro al inicio de la andadura de la Administración Trump por la “agresiva” y “caótica” estrategia arancelaria de Washington, como la describe el consenso del mercado, el alto voltaje geopolítico y la tensa volatilidad bursátil.
Christine Lagarde, presidenta del BCE, o Paschal Donohoe, el jefe del Eurogrupo que engloba a los ministros de Finanzas del euro, han sido las voces oficiales que más han ensalzado la retórica de que la moneda común está en disposición de fortalecer su estatus internacional. Pese a que el billete verde acapara el 57% de las reservas internacionales, el 54% de la cuota exportadora y del 88% de las transferencias de pagos, según el equipo financiero de Atlantic Council. Frente al 20%, 30% y 31% de porción que le corresponde al euro; ambas muy por delante de la libra, el yen y el rinminbi, la divisa que cotiza en mercados cambiarios por el yuan chino.
Desde el pasado 11 de abril, el dólar navega en mínimos de tres años frente a la cesta de divisas más representativas, tras devaluarse por encima de los dobles dígitos desde comienzos de 2025, en lo que los expertos cambiarios califican como “una de las alteraciones más bruscas desde la debacle bancaria de 2008”. Bajo una atmósfera desconocida desde hace décadas en Wall Street en la que reina la estrategia de “vender América”, con saltos de rentabilidad excepcionales del bono del Tesoro a 30 años -el que determina la confianza a largo plazo de la economía de EEUU- hasta rozar el 5%. Síntoma inequívoco de fugas de capitales que, paradójicamente, han huido hacia Europa y China de forma masiva.
Todo ello afectará a los marcos monetarios y al uso internacional de las divisas, además de sumar dificultades a los bancos centrales. El propio FMI alertaba en su cumbre primaveral a los bancos centrales de que estén prestos a intervenir para evitar una crisis financiera por las réplicas que emiten los mercados tras los movimientos sísmicos arancelarios provocados por la Casa Blanca. El BCE considera que el nuevo mapa comercial generará nuevas alianzas y aumentará en un 30% las reservas de divisas.
Safra Sarasin, economista jefe de Karsten Junius, cree que la desigual naturaleza de los aranceles americanos “podría cambiar la dinámica de las divisas” sobre todo las de mercados con castigos excesivos por parte de la Casa Blanca, un espacio que el euro -dice- puede conquistar al dólar.
De igual modo que los gravámenes recíprocos “han revertido los flujos de capital en el sistema financiero global”, constata Brij Khurana, de Wellington Management. Porque muchos países a los que Washington les exige tarifas superiores al 10% están repatriando capital a sus mercados, lo que debilitaría aún más al dólar”, matiza. A lo que hay que añadir, como enfatiza el Alessandro Vitaloni, gestor de Symphonia SGR, “la compleja refinanciación de la deuda americana a lo largo de este ejercicio”.
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