18 Jun 2025
Tecnología con propósito: el reto de las pymes para alinear la IA con sus valores
La adopción de las últimas tecnologías genera problemas para algunas empresas, ya que pierden el trato humano que les demandan sus clientes. Para evitarlo, es necesario integrar los avances en términos de IA con la propia cultura empresarial.
Alex Ordóñez - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
En pleno auge de la inteligencia artificial (IA) y la automatización, muchas pequeñas y medianas empresas se enfrentan a un desafío mayúsculo: cómo incorporar tecnologías emergentes sin traicionar sus propios valores empresariales. Para estas organizaciones, que a menudo se definen por la cercanía con sus clientes, su responsabilidad social o el trato humano a sus empleados, la adopción tecnológica no es solo una cuestión de eficiencia, sino también de coherencia ética.
Mientras que las grandes corporaciones cuentan con recursos para integrar departamentos de ética tecnológica o contratar expertos en IA responsable, las pymes se ven obligadas a navegar un terreno cada vez más complejo con menos medios y conocimientos. La pregunta no es solo si implementar inteligencia artificial, sino cómo hacerlo sin diluir lo que las hace únicas.
La IA ofrece múltiples oportunidades para las pymes: desde mejorar la atención al cliente mediante chatbots, hasta optimizar procesos internos o generar análisis predictivos que antes eran impensables. Según un informe reciente del Parlamento Europeo, el 67% de las pymes europeas considera que la IA tendrá un impacto positivo en su productividad en los próximos cinco años.
Pero también existen riesgos. Uno de los más mencionados es el de perder el "toque humano" que muchos clientes valoran en las pymes. Ese es uno de los problemas que más han indicado algunos emprendedores en distintos medios de comunicación. Según estas declaraciones, los clientes se quejaban de que, por ejemplo, la introducción de sistemas de atención automática por WhatsApp generaba quejas de los clientes, al sentir que la empresa ya no fomentaba un trato cercano que hasta ese momento había sido habitual.
Otro peligro es el uso de algoritmos que reproduzcan sesgos o tomen decisiones que contradigan los principios de equidad o sostenibilidad que muchas pymes promueven. Y es que muchas veces las herramientas de IA vienen empaquetadas con criterios que no están alineados con los valores de quien las usa. De ahí que una empresa que promueve la igualdad puede, sin saberlo, estar utilizando un sistema de selección de personal que discrimina en ese aspecto precisamente.
Con todo, el verdadero reto no está tanto en la tecnología como en el proceso de adopción. Se trata de integrar la IA dentro de una estrategia empresarial que tenga en cuenta no solo el beneficio económico, sino también el impacto social y cultural.
Para ello, es crucial que las pymes no vean la digitalización como un fin en sí mismo, sino como una herramienta al servicio de su misión. Para ello, las empresas deben hacerse unas preguntas claves: ¿Qué es lo que se quiere mejorar con la introducción de la tecnología? ¿Cómo se verá afectado el personal de la empresa? ¿Qué impacto tendrá en los clientes?.
Hacia una IA más artesanal
Para evitar problemas en la percepción que los clientes tienen de una marca, algunas empresas están empezando a desarrollar una especie de “IA artesanal”, adaptada a las características y valores de cada compañía, y no simplemente importada como una solución estándar. Lejos de resignarse a una automatización total, muchas pymes están explorando formas híbridas en las que la tecnología complementa, pero no reemplaza, la intervención humana.
También hay una creciente demanda de herramientas más transparentes y personalizables. En este sentido, iniciativas como la creación de software open source o plataformas éticas de IA están ganando interés entre las pequeñas empresas que buscan mantener el control sobre lo que implementan.
Por otro lado, algunos organismos públicos están empezando a ofrecer apoyo específico. En España, el programa Kit Digital ya incluye asesoramiento sobre la adopción ética de tecnología, y se están creando redes de pymes innovadoras que comparten buenas prácticas en este ámbito.
Formación y acompañamiento: claves del cambio
Para que esta transición tenga éxito, la formación juega un papel clave. Muchos propietarios de pymes carecen de conocimientos técnicos, lo que les impide evaluar con criterio las herramientas que contratan. A menudo confían en proveedores externos sin cuestionar a fondo cómo funciona lo que les ofrecen. Para evitarlo, desde asociaciones empresariales hasta universidades, se están empezando a organizar talleres y seminarios dirigidos a emprendedores, con un enfoque que va más allá de lo técnico. El objetivo: que las pymes no solo adopten tecnología, sino que lo hagan con conciencia.
Una oportunidad para liderar desde lo pequeño
Aunque parezca paradójico, las pymes -por su tamaño y flexibilidad- están en una posición privilegiada para liderar un cambio hacia una tecnología más humana. Pueden experimentar, adaptarse con rapidez y mantenerse fieles a su cultura, siempre que cuenten con los recursos y la visión para hacerlo.
La IA y la tecnología no son enemigas de los valores empresariales, pero sí pueden ponerlos a prueba. El verdadero desafío es aprender a integrar ambos mundos sin que uno anule al otro. Para las pymes, esto no es solo una cuestión de supervivencia, sino también de identidad.
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