20 Aug 2025

El comercio se adentra en un nuevo orden global

Socios y rivales comerciales de EEUU asumen el peaje arancelario recíproco impuesto por la Administración Trump. La globalización entra en una nueva dimensión.

Ignacio J. Domingo - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce

La versión Trump 2.0 cumplió su amenaza arancelaria. Días antes de que expirara, el pasado 1 de agosto, la tregua negociadora culminó con varios acuerdos de calado: en especial, el de Japón y el de la UE, aunque también el dictamen de Washington sobre India y México -entre otros- que permiten configurar un mapa más preciso de la estrategia comercial estadounidense. Así, la Casa Blanca anunció una serie de nuevos aranceles, incluyendo un mínimo global del 10% y aranceles del 15% o más para países con superávits comerciales con la mayor economía mundial. 

Gran parte de los aranceles se va a aplicar desde el 7 de agosto, para dar una semana de tiempo a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) en la actualización de los mecanismos de recaudación aduanera. Sin embargo, desde algunas fechas precedentes, el mandatario republicano sorprendió a los mercados con nuevas normas arancelarias sobre el cobre, que hundieron sus precios en Nueva York a unos niveles récord tras eximir a las formas más comercializadas de este metal de aranceles del 50%, además de recalcar las advertencias a las farmacéuticas para que reduzcan drásticamente los precios en EEUU, o de crear convulsiones productivas y bursátiles en ciertos sectores. Por ejemplo, entre los exportadores galos de vino, que calculan van a sufrir pérdidas de 1.000 millones de euros. Mientras Sudáfrica planea ayudas para proteger a sus empresas de las alzas arancelarias y los valores suizos se desplomaron por la salva de gravámenes del 39% decretada por el Despacho Oval. 

La ofensiva arancelaria de Trump desata un impacto retardado en la economía mundial. Tanto, que el consenso de mercado habla de cambio de orden comercial y la instauración de un sistema proteccionista basado en la seguridad nacional y el encarecimiento de determinados sectores e industrias. Las naciones que continúen sin pactar sus aranceles recíprocos con EEUU afrontarán un incremento aduanero sobre sus importaciones de entre el 10% y el 50%. 

Además de la UE y Japón, Corea del Sur, Reino Unido, Vietnam. Indonesia, Filipinas y Pakistán se han comprometido con EEUU. Mientras China y México siguen negociando con una ampliación de la tregua y Canadá continúa sin sellar el diálogo bilateral sobre productos no incluidos en los pactos aduaneros del USMCA norteamericano. En medio de renovadas críticas por el riesgo de una nueva espiral inflacionista global, futuras disrupciones en las cadenas de valor, con frenazo al dinamismo del PIB mundial y colapsos logísticos. 

Bienvenidos a una nueva era de fricción para el comercio mundial. Así reza la mayor parte de los análisis privados que ven en la Administración Trump y su política arancelaria una amenaza para el libre tránsito de mercancías y servicios que ha regido los destinos del comercio desde la era de la globalización, a finales de los noventa, y que se ha caracterizado por la masiva captación de capitales, alertan economistas y bancos de inversión que inciden en que podrían pasar meses, incluso años, antes de que los efectos de las medidas sean evidentes. En especial, a los mercados que venden más a EEUU de lo que compran. Dentro de unas críticas generalizadas a las tácticas negociadoras de Trump, que se han caracterizado por imponer exigencias extremas y amenazar con restringir el acceso al lucrativo mercado estadounidense. Aunque políticamente, han tenido éxito, ya que varios países han aceptado sus aranceles recíprocos mientras se comprometen a adquirir más productos estadounidenses.

Como lo demuestra el pacto con Europa. La UE, además de aceptar aranceles del 15 % sobre la mayoría de sus exportaciones a su aliado transatlántico, que alcanza un valor de mercado que supera los 380 000 millones de euros anuales, ha aceptado invertir 600.000 millones de dólares en sectores estadounidenses y a comprar petróleo y gas americano por 750.000 millones de dólares en el próximo trienio. Además de adquirir más equipo militar norteamericano. Todo ello, contribuyó a que Washington no impusiera a Bruselas un gravamen más alto, del 30%, lo que llevó al primer ministro francés, François Bayrou, a calificar la fumata blanca entre ambas orillas del Atlántico de acto de “sumisión”. 

El acuerdo con Japón incluía concesiones similares. A cambio de aranceles más bajos, invertirá 550.000 millones en EEUU. La Casa Blanca afirma que este dinero se destinará a "reconstruir y expandir las principales industrias estadounidenses", como la energética, la construcción naval y la farmacéutica, y que Estados Unidos se quedará con el 90 % de las ganancias.

Las acciones estadounidenses se han ido recuperado de sus pérdidas de valor originales, cuando Trump puso en liza su primer incremento arancelario. La economía americana, pese a dejarse un punto porcentual de dinamismo desde 2024, sigue creciendo con empleo sólido lo que otorga un balón de oxígeno al líder republicano para continuar con su política comercial y económica. De hecho, ha aprovechado la ocasión para enfatizar que “no se rendirá” y que su táctica “creará ingresos de varios cientos de miles de millones” al Tesoro americano y “generará prosperidad a los hogares estadounidenses”. 

Aun así, los pronósticos no son halagüeños. Al menos, los del mercado que ven desaceleración en el horizonte, sin descartar un periodo de estanflación -especialmente en EEUU, con empresas como Nike reconociendo que se enfrenta a costes adicionales de 1.000 millones de dólares por el incremento tarifario. Estela que han seguido, entre otras, el gigante de bienes de consumo Procter & Gamble, que dice verse afectado por una factura similar y que admite haber iniciado un proceso de subida de precios, y Ford, que espera que los aranceles eliminen 2.000 millones de dólares de sus ganancias anuales.

De igual manera, también hay algunas tendencias preocupantes detrás de los principales datos económicos. Las importaciones a EEUU cayeron un 30 % en el segundo trimestre de 2025, y la inversión privada sigue en descenso. En paralelo, los aranceles aún podrían verse obstaculizados por una impugnación legal. En mayo, un panel de tres jueces los declaró ilegales, argumentando que los poderes de emergencia invocados para aplicarlos no estaban justificados. El caso sigue su curso en el tribunal de apelaciones de EEUU, después de la denuncia de cinco pequeñas empresas, lideradas por un importador de vino de Nueva York. 
 

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