16 Feb 2025
¿Paz o rendición?
El presidente Donald Trump anunció el pasado 13 de febrero que las negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania comenzarían “inmediatamente” tras mantener una conversación telefónica con el presidente ruso, Vladimir Putin.
La llamada, que tuvo una duración de 90 minutos según fuentes del Kremlin, supone el primer contacto de alto nivel entre Estados Unidos y Rusia en tres años. Además, parece que ambas partes van a continuar las negociaciones en un encuentro entre líderes auspiciado por Arabia Saudí en la próxima semana. Al mismo tiempo, su secretario de Defensa, Pete Hegseth, descartó la participación de tropas estadounidenses en cualquier destacamento para garantizar la paz, rechazó la adhesión de Ucrania a la OTAN y dijo que la restauración de las fronteras de Ucrania anteriores a 2014 es un «objetivo poco realista». Los tres son objetivos clave para el presidente Volodimir Zelenski. Mientras Estados Unidos ha sido extremadamente optimista acerca de la solución rápida del conflicto, Rusia se ha mostrado mucho más precavida. Putin ha señalado que era necesario eliminar las causas iniciales del conflicto, pese a que estuvo de acuerdo en mantener negociaciones pacíficas. Rusia demanda que la OTAN restaure las fronteras previas a la guerra fría e insiste en que Ucrania reconozca la anexión de las cuatro regiones del sudeste del país como territorio ruso, ninguna de las cuales las controla por completo. Curiosamente, el beneplácito ruso hacia la solución pacífica del conflicto se produjo apenas horas después de que sus drones atacasen la central nuclear de Chernóbil y las tropas rusas iniciasen un nuevo ataque en Chasiv Yar. Conviene señalar, además, que la Administración Trump ha descartado invitar a la Unión Europea a la mesa de negociaciones. Unas conversaciones que tienen como objetivo definir la nueva arquitectura de seguridad del continente.