07 Sep 2025
Ralentización del crecimiento
El Ministerio de Desarrollo Económico ha advertido hoy de que la economía se está desacelerando más rápidamente de lo previsto.
Los datos revisados apuntan a un crecimiento del PIB del 1,2% en 2025, frente al 2,5% que se estimaba en abril. También se espera que la inflación se modere hasta el 6,4% en 2025, lo que refleja una demanda más débil y un enfriamiento de la economía. El menor crecimiento ha reducido los ingresos fiscales, mientras que las demandas de gasto siguen siendo elevadas, como resultado de la guerra en Ucrania. Se ha elevado al alza las estimaciones del déficit fiscal que podría superar el 1,7% del PIB en 2025, frente al 0,5% que se preveía anteriormente. Sin embargo, esta revisión podría incluso quedarse corta ya que solo entre enero y julio ha alcanzado el 2,2% del PIB, lo que refleja una dificultad cada vez mayor para equilibrar sus finanzas públicas como consecuencia de la debilidad del crecimiento. Durante los primeros años de la guerra de Ucrania, la economía rusa demostró ser mucho más resistente de lo esperado, gracias a la estabilidad de los precios del petróleo y el gas y al gasto militar, que impulsaron el incremento de los salarios y estimularon la demanda interna. Sin embargo, el aumento de los gastos militares, la ralentización del crecimiento, la fortaleza del rublo y la debilidad de los precios del petróleo está obligando al Estado ruso a enfrentarse a la difícil disyuntiva sobre qué gastos recortar. Es probable que los recortes presupuestarios se centren en proyectos de infraestructura no militar y en subvenciones de áreas no esenciales para la maquinaria de guerra rusa, como el deporte o gasto social. El déficit restante podría cubrirse mediante endeudamiento, ahora más barato como consecuencia de la relajación de la política monetaria por parte del banco central que comenzó en junio a recortar los tipos de interés desde un máximo histórico del 21% al 18%. Otra opción podría ser recurrir a reducir su fondo de reserva, mermado a la mitad por los gastos de la guerra y con los activos en el extranjero congelados por las sanciones. No es esta, sin embargo, la opción preferida por las autoridades.