06 Apr 2025
Respuesta europea al pulso arancelario de Trump
Tras el anuncio de nuevos aranceles por parte de EE.UU., la Unión Europea ha reiterado la disposición a mantener el diálogo abierto con Washington, pero también se han preparado medidas de respuesta para defender los intereses del bloque.
Las medidas anunciadas hasta ahora por la Administración Trump que afectan al bloque comunitario se dividen en tres grandes paquetes: un arancel del 25 % al acero y aluminio, un 25 % adicional a los vehículos y componentes no fabricados en EE.UU., y un 20 % específico sobre productos de la UE, como parte de los llamados “aranceles recíprocos”, aprobados el 2 de abril que entrarían en vigor el día 9. En conjunto, estas tarifas afectan a exportaciones europeas por un valor de unos 360.000 millones de euros anuales, es decir, alrededor del 70 % del total que la UE exporta a EE.UU., según cálculos de la Comisión Europea.
Como gesto hacia la distensión, la Comisión Europea ha anunciado este lunes 7 de abril una propuesta de eliminar de forma recíproca los aranceles industriales entre ambas economías, siguiendo el modelo aplicado con otros socios. En paralelo, prepara una respuesta gradual. Las primeras contramedidas se centrarán en los aranceles ya vigentes sobre el acero y el aluminio. Aunque en un inicio se habló de represalias por valor de 26.000 millones de euros, las autoridades europeas han confirmado que esa cifra se revisará a la baja. Por el momento, no se ha comunicado el importe definitivo ni la lista completa de productos afectados. Además, se pondrá en marcha un grupo de vigilancia para detectar posibles desviaciones en los flujos comerciales, analizando aumentos repentinos de importaciones en sectores sensibles, como consecuencia indirecta de las barreras impuestas por Washington. Bruselas también podría recurrir al Instrumento contra la Coerción Económica, aprobado en 2023 pero aún no utilizado. Esta herramienta permite aplicar restricciones no arancelarias, como limitar el acceso de empresas extranjeras a contratos públicos o al mercado interior, restringir inversiones o incluso vetar servicios digitales. Su aplicación exige una investigación formal y el respaldo de una mayoría cualificada de Estados miembros, algo que no está garantizado, por lo que no se contempla como una respuesta inmediata. La Comisión también evalúa posibles investigaciones regulatorias y de competencia que podrían derivar en un endurecimiento de condiciones para empresas estadounidenses. En paralelo, la UE intensificará sus esfuerzos para diversificar sus relaciones comerciales. Von der Leyen ha señalado que el bloque centrará su estrategia en reforzar lazos con socios como México, Mercosur, Suiza o países del sudeste asiático, en línea con su objetivo de ampliar su presencia en el comercio global más allá de EE.UU.