16 jun 2025

El sector sanitario se fija en el negocio de la salud mental

Pese al uso de aranceles de la Administración Trump para elevar la producción nacional de medicamentos, la industria de la Salud abre nuevas líneas de tratamientos. 

Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce

Durante gran parte del siglo XX, las iniciativas de salud global se centraron principalmente en las enfermedades infecciosas. Ahora, en el ámbito de la salud, el paradigma ha cambiado hacia las dolencias no transmisibles como el cáncer, la depresión, la diabetes o las alteraciones cardíacas, que provocan más de tres de cada cuatro muertes en todo el planeta. En concreto, el 76%, según el Instituto de Salud de la consultora McKinsey que, además, aporta otros dos datos que ayudan a calibrar la trascendencia de la depresión y otras patologías más o menos graves asociadas a las anomalías cerebrales o mentales. 

El primero, la brecha financiera que soportan las dolencias mentales y que se concreta en una horquilla anual de entre 200.000 y 350.000 millones de dólares, cifra similar al PIB de Qatar o de  Grecia. El segundo, que desbloquear estas necesidades de inversión para cubrir la producción farmacológica para tratar su curación en todo el mundo generaría un negocio de 4,4 billones de dólares. Tanto como toda la riqueza que es capaz de crear anualmente Alemania y que le concede el estatus de tercer PIB global.      

EEUU es un buen ejemplo de esta encrucijada financiera. La mayor potencia del planeta está en un escenario de riesgo extremo que, además, afecta especialmente a mujeres y jóvenes y que tiene un componente ideológico y emocional importante. Sin contar con epidemias como la del fentanilo. Un reciente artículo del Manhattan Institute asegura que, a pesar de vivir en una era de prosperidad material, los niveles de ansiedad, depresión y autolesiones han alcanzado cifras alarmantes en la última década.

Sin embargo, la sombra de la Administración Trump también ha aparecido en este sector con la reciente orden ejecutiva que, bajo la justificación de alinear el precio de los medicamentos de EEUU a los más reducidos que se paguen en el extranjero, que ha creado confusión por su base regulatorio de mínimos y los vacíos legales que amenazan con paralizar líneas de investigación en curso. El mandatario republicano ya lo intentó en su primer mandato, sin éxito, y ahora voces como la de Michael Yee, de Jefferies, cree que la norma “es tan imprecisa y ofrece tan pocos detalles sobre su puesta en marcha” que solo puede crear confusión. 

En medio de un debate social sumamente complejo. El diagnóstico del Manhattan Institute dice que el origen de esta crisis sanitaria oculta hay que buscarla en la proliferación de móviles y redes sociales, que han ocasionado un incremento exponencial de estos diagnósticos en EEUU. Y habla de hábitos como el llamado doomscrolling (consumo en exceso de noticias negativas o perturbadoras) que pueden perjudicar la productividad y restar el tiempo dedicado a actividades que favorecen la salud psicológica, como el sueño, el ejercicio y la interacción social presencial. 

Para Brad Herbig, coautora del estudio de McKinsey Institute, invertir en salud mental es apostar por el futuro, porque las respuestas farmacológicas a estas dolencias “benefician a todos” y avisa de que el aumento de inversiones hasta corregir el déficit financiero actual “podría ayudar a recuperar años de vida saludable e impulsar la economía mundial”. Con resultados rentables -afirma- porque por cada dólar invertido en la ampliación de las intervenciones de salud mental se pueden alcanzar rentabilidades de entre 5 y 6 dólares. A través de siete ámbitos de actuación preferencial:

  1. Potencial de la IA generativa: La próxima frontera de la productividad contribuiría a contener la intensa ratio de mortalidad de estas enfermedades, que ha crecido a un ritmo del 1,3 % anual durante las últimas décadas. Con la IA y las inversiones adecuadas, el desarrollo y ampliación de intervenciones eficientes con evidencias científicas certificadas para la mejora de la salud mental reduciría su proliferación diagnóstica en un 40% en 2050. 
  2. Las enfermedades mentales superan a las principales infecciosas en morbilidad. Además de que las primeras elevan el riesgo de padecer nuevas dolencias psicológicas o las exacerban. Así, los trastornos depresivos “pueden dificultar que una persona duerma bien, haga ejercicio o deje de fumar y priorice actuaciones que podrían rebajar el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.
  3. Oportunidad de intervenir tempranamente en las afecciones de salud psicológica. Esencial para evitar afecciones mentales, mejorar los resultados inmediatos de productividad y preparar a las personas para una vida más saludable. Y para prevenir dolencias relacionadas con el género porque casi el 80% de las muertes por trastornos por consumo de sustancias son de hombres, mientras los trastornos mentales en mujeres se concentran en la ansiedad o la depresión.
  4. Ampliar las intervenciones de salud mental aumenta la esperanza de vida saludable. Si se llegara al 90% de tratamiento a personas afectadas por enfermedades psicológicas, se reduciría en un 41% los diagnósticos y se evitarían 1,6 millones de fallecimiento por esta causa en 2050. Teniendo, además, en cuenta los avances en la atención médica y la tecnología que aumentarían la esperanza de vida en casi cinco años durante los próximos 25 años. 
  5. Los tratamientos probados y rentables pueden reducir las listas de espera asistencial. Todo un logro si se tiene en cuenta que sus terapias absorberán el 82% de las visitas clínicas en 2050. Opciones terapéuticas emergentes, como las digitales, están ganando reconocimiento por su accesibilidad y eficacia; especialmente en estratos sociales de bajos recursos.
  6. La salud mental pueden ser muy rentable. Datos demoscópicos globales de McKinsey hablan de que el coste medio de los tratamientos rentables de salud mental en países de rentas medias y bajas alcanza los 800 dólares, frente a los 6.800 en naciones de ingresos algos, lo que arroja unos desembolsos promedio de 4.300 dólares. 
  7. Impulso a la ‘economía del cerebro’. Con estos parámetros sobre la mesa, McKinsey estima que la salud mental podría generar 4,4 billones de dólares en PIB para 2050, al permitir que 60 millones de personas se incorporen a la fuerza laboral global y, con ello, aumentar las ratios de productividad actuales.
     
Compártelo:

Publicidad

Twitter

cesce_es

Contenido más visitado

Más populares

15 consejos y ejemplos para vender tu nuevo producto o servicio

0 Ver

Los seis elementos clave para elaborar un buen presupuesto

0 Ver

Conoce los países más endeudados del mundo

0 Ver

Breve historia de la inteligencia artificial: el camino hacia la empresa

0 Ver

Qué es y para qué sirve el modelo Canvas

0 Ver

Te podría interesar

Formulario Asesores de Pymes

Contacta con nosotros

Envíanos tus datos mediante este formulario y nos pondremos en contacto contigo lo antes posible.
Estaremos encantados de ayudarte.

Llámanos 900 115 000 Horario de Atención al Cliente de 8:30 a 19:00 de lunes a jueves y de 8:30 a 16:00 los viernes
Escríbenos en X @cesce_es
Servicio de consulta en X

Solicita información

Déjanos tus datos y nos pondremos en contacto contigo
Cesce tratará tus datos con la finalidad de remitirte información comercial, por cualquier medio, incluido el electrónico. Puedes ejercer tus derechos en materia de protección de datos (acceso, rectificación o supresión, entre otros) tal y como se indica en la Política de Privacidad de Cesce, la cual puedes consultar para obtener información adicional sobre el tratamiento de tus datos.