Temores a un regreso de la guerra

Una facción disidente del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF), partido que gobierna la región (y firmante de la paz), se ha hecho con el control de partes de las dos principales ciudades tigrianas. Esto ha obligado al presidente interino de la región a huir a Addis Abeba, denunciando que los rebeldes se han aliado con el gobierno eritreo. Esto supone un importante cambio de lealtades, ya que Eritrea luchó junto a Addis Abeba contra el TPLF. No obstante, las relaciones entre los dos países han empeorado marcadamente a raíz de las ambiciones de Ahmed de “recuperar” el acceso etíope al mar Rojo (pretensión focalizada en Somalia hasta recientemente), algo que Asmara entiende como una amenaza, así como las intromisiones eritreas en la política doméstica etíope. En los últimos meses, se ha registrado una acumulación de tropas en ambos lados de la frontera. La actual crisis hace temer una escalada más allá de Tigray, abriendo la posibilidad de una guerra entre los dos vecinos e incluso un desborde hacia Sudán y Sudán del Sur, países ya muy inestables.