17 feb 2025
México exhibe un abanico negociador para amortiguar los aranceles de Trump
Sheinbaum dice poseer hasta tres alternativas para evitar capitular ante Washington más el argumento de que un alza del 25% dañaría el poder de compra de los estadounidenses.
Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
Más de 10.000 millones de dólares es el impacto directo que el Gobierno de Claudia Sheinbaum calcula que tendría una subida arancelaria del 25% como la decretada, primero, y aplazada, nada más plasmarla en una orden ejecutiva, por el presidente Donald Trump contra las importaciones de mercancías y servicios de su vecino del sur. Una maniobra que, como la escalada similar a los gravámenes de entrada en el mercado estadounidense del tercer socio en discordia del USMCA -Canadá-, tenía como objetivo inmediato abrir rondas negociadoras bilaterales por parte de la Casa Blanca.
“Tenemos un plan A, B y C”, aseguró la presidenta mexicana para hacer frente al “muro tarifario” en caso de que se termine aplicando la espiral arancelaria. Entretanto -reconoció- “solo queda el poder de negociación”. Sheinbaum ha insistido en estas semanas desde el anuncio de Trump en “mantener cauces diplomáticos permanentemente abiertos con EEUU”. Pero advirtió que su país “está preparado” para diversificar su sector exterior. México envía el 80% de sus ventas en los mercados internacionales a su vecino del norte. Si bien espera que las contrapartidas que se le exige desde Washington para contener los flujos de inmigrantes y el tráfico de drogas puedan diluir el encarecimiento del tránsito de mercancías y servicios que ocasionaría la política tarifaria del inquilino del Despacho Oval.
Vanessa Rubio-Márquez, investigadora sobre EEUU y las Américas de Chatham House, también conocido como Royal Institute of International Affairs, un think tank con sede en Londres, tiene una visión similar a la sucesora de Andrés Manuel López Obrador. “A pesar de las amenazas de Trump, México es de importancia fundamental para la economía estadounidense”. Si bien, a su juicio, Sheinbaum y los mexicanos “deben prepararse para tiempos complejos y centrarse en el potencial a largo plazo en sus relaciones con EEUU y la dirigente progresista “demuestra estar en disposición de una sólida posición negociadora porque no ha precisado capitular a la primera de cambio ante las duras exigencias de Washington”.
Para Rubio-Márquez, “el pronunciado giro aislacionista de Trump podría dañar las constantes y complejas reconversiones de las cadenas de suministro, sometidas a resortes de resiliencia muy tensos desde la Gran Pandemia, y poner patas arriba el orden mundial”.
En este sentido, precisa que los lazos comerciales entre los dos socios de la antigua Nafta, han entrado ya en “una nueva dimensión”. En primer lugar, porque la subida arancelaria no parece responder al déficit comercial que provoca México a EEUU y que equivale, según el presidente estadounidense, a un “subsidio”, en vez de a un “beneficio para los consumidores” del país, tal y como alerta Sheinbaum, sino, más bien “a un juego de concesiones para que México controle la inmigración y las drogas”. Y, en segundo término, porque en 2026 se tendrá que prorrogar los términos del USMCA con tensiones a tres bandas difíciles de gestionar para mantener activa un área de libre comercio.
Sheinbaum ha mostrado una capacidad productiva innegable al dialogar telefónicamente con su homólogo estadounidense y al configurar junto a Trump objetivos compartidos en ámbitos como el del control de las fronteras. Algo esencial en “un mundo multipolar, donde las alianzas económicas y políticas de larga duración y estratégicas se vuelven menos seguras”. De ahí que la “colaboración estrecha” entre EEUU y México -y de ambos con Canadá- sea fundamental para el triángulo norteamericano.
En el Instituto Peterson de Relaciones Internacionales (PIIE) han desvelado un estudio predictivo elocuente. De ponerse en liza una subida arancelaria del 25% sobre las importaciones mexicanas y canadienses, el PIB de EEUU, durante el segundo mandato de Trump perdería 200.000 millones de dólares si se comparara con el estatuto tarifario actual, dentro de la unión aduanera. Por el contrario, la economía canadiense, mucho más pequeña, se dejaría 100.000 millones. Mientras que la capacidad productiva anual de México se contraería un 2%.
Los expertos de Fitch Rating, por su parte, encuentran motivos de preocupación para México, y enumera una serie de riesgos asociados a una subida del 25%. La tregua mensual permite tiempo de negociación, pero el vecino meridional de EEUU debe ofrecer un camino que evite resultados negativos contra un proteccionismo, el procedente de la Casa Blanca, que conlleva amenazas de primer orden. Porque México -recuerda la agencia de calificación- ·es altamente vulnerable ante cualquier salvaguardia comercial estadounidense. Precisamente por haberse convertido, desde mediados de 2023, en su mayor importador, que le reportó al país latinoamericano un cheque al portador superior al medio billón de dólares en 2024, el 28% de su PIB.
Además -aseguran sus analistas- las industrias mexicana y estadounidense están integradas a través de cadenas de suministro férreamente establecidas desde hace tiempo que se benefician de la ausencia de aranceles en la mayoría de los bienes en virtud del USMCA, que evoluciona con una tasa arancelaria efectiva sobre los productos mexicanos de sólo el 0,3%.
En consecuencia -matizan- la incertidumbre es alta en cuanto al alcance, la escala y el calendario de los aranceles que Trump está dispuesto a fijar. Pero los supuestos predictivos de Fitch arrojan datos preocupantes para México. La asunción de un arancel de 25% a importaciones gravables, afectaría al 11% de las ventas mexicanas a EEUU y aumentaría el gravamen efectivo a los bienes mexicanos hasta el 2.8%, lo que reduciría 8 décimas al PIB de México en 2026, con proyecciones de crecimiento leves, del 1,1% en 2025 y del 1,7% en 2026.
En cambio, de aplicarse un arancel general del 25%, el impacto sería mucho mayor y empujaría a la economía mexicana probablemente a la recesión este año y reduciendo en 3 puntos el ritmo productivo de 2026.
Sin embargo, las repercusiones de los aranceles -admiten en Fitch Rating-, son difíciles de prever, dada la integración entre las cadenas de suministro entre EEUU y México y la complejidad para dictaminar diagnósticos precisos sobre la confianza de los consumidores estadounidenses y del sector industrial mexicano en su conjunto.
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